Como veo que la
primera entrada, que no decía nada interesante, ha tenido muy buena acogida,
voy a ponerme ya con la segunda. Esta vez sólo voy a contaros cómo fue mi
viaje.
Largo.
Eso es evidente,
¿no? Salí de mi casa un martes a las 10.30 de la mañana, y llegué a Ahmedabad
el jueves siguiente a las 7 de la mañana. Bueno, en general tampoco se tarda
tanto, pero yo cogí un avión en Londres. Además, aquí son cuatro horas y media
más que en España. Vayamos por orden.
La verdad es que estaba
bastante estresada, porque tenía un montón de conexiones hasta coger el avión.
Primero un autobús, luego volar a Londres, donde me quedé a dormir en casa de
unas amigas (¡gracias, Carmen y Paula!) y varios metros/trenes hasta Heathrow.
Así que el miércoles por la mañana me levanté en Inglaterra con muuuuuucho
tiempo, para ir con mi mochila y mis dos maletas hasta el aeropuerto. No fue
tan duro como pueda parecer, ya que cada vez que había unas escaleras algún
amable inglés se paraba para subirme/bajarme la maleta (en comparación con
cuando llegué a Madrid un par de semanas antes, cuando la gente me veía sufriendo
con una maleta enorme y UN chico me ayudó UNA vez). Cogí un par de metros y fui
a comprar el billete de tren. Había dos para elegir: uno caro, que tardaba 15
minutos, y uno más barato, de 30. Como tenía
tres horas y media hasta que saliera el vuelo, cogí el de 30 minutos.
¡Qué error! Ya a los 10 minutos de trayecto nos paramos en medio de la vía.
Amablemente, la conductora nos informó de que el último vagón del tren que iba
delante de nosotros estaba ardiendo. Sí, sí, ardiendo. “On fire”. Empezamos bien.
Tardamos una hora en llegar a la estación anterior a la mía. Allí (no olvidéis
que llevo dos maletas) tuve que coger un bus urbano, que tardó también lo suyo,
para ir a una terminal, donde cogería un tren que me llevaría a mí terminal, el
cual tardó 15 minutos en llegar. ¡Qué estrés! Menos mal que iba con muchísimo
tiempo; espero que los pobres que sufrieron conmigo esta agonía llegaran
también a buen puerto.
Pasé la seguridad
y me dirigí a la puerta de embarque. En el avión estaba sentada al lado de un
hindú que vivía en Inglaterra. Y que no hablaba mucho inglés. Bien. En ese
punto te empiezas a preguntar con cuánta gente te podrás comunicar a tu
llegada… Ya hablaremos de eso.
La comida (“–
¿Quiere el menú vegetariano? – Sí, gracias.”) ya era india (¡yujuu!) y algo
picante (aunque no mucho). A la hora y media más o menos apagaron las luces.
Eran sobre las tres de la tarde, pero tienes que empezar a acostumbrarte al
nuevo horario. Yo no pude dormir nada. A las ocho horas y media aproximadamente
llegamos a Bombay, donde teníamos que salir del avión, pasar de nuevo la
seguridad (por si habíamos cogido un cuchillo de plástico o robado una manta,
supongo) y coger otro vuelo hasta Ahmedabad.
Acababa de poner el
pie en la India y ya empecé a ver diferencias (y eso que sólo es un
aeropuerto). Para pasar la seguridad había dos colas: una para hombres y otra
para mujeres. En el baño podías elegir entre una placa turca y nuestra típica
taza, al lado de la cual hay manguerita.
Al fin, llegué a
Ahmedabad. Fui a esperar mis maletas. Toooodo el mundo estaba pegadito a la
cinta transportadora. Tanto que no había casi sitio. Que digo yo que si se
separan un poco ven igual y entramos más. En fin, me puse en una esquinita y oí
detrás de mí “Hello! Hello!” en un tono un poco borde. Era un hombre que quería
acercarse más con el carrito. Un choque en comparación con Inglaterra, que
hasta en el banco te preguntan qué tal el día. Luego me explicaron que aquí es
normal. La gente no se anda con miramientos; no es falta de educación, es su
cultura.
Ahmedabad desde mi habitación, de día. |
Después tuve que
pasar el típico control de pasaporte, más un control de visado, en el que, muy
seriamente, me recordaron que tengo que ir a registrarme a comisaría, más… otra
vez las maletas por un detector. Sería por si de Londres hasta aquí me había criado
algo dentro.
Salí por la
puerta y allí estaba mi jefe esperándome para llevarme a mi nueva casa. Y aquí
estoy. Es un noveno piso, tengo un baño en la habitación y, por ahora, sólo una
compañera (aunque había dos chicas cuando llegué).
Ahmedabad de noche. |
Hola guapi!!! Somos Isa, Nieves y Sofi (Bañobárez, por si acaso jejeje). Nos encanta que te esté yendo bien y la idea del blog es genial :D Qué pasada de viaje, q emoción, q nervios, q acumulación de sensaciones, impresiones...
ResponderEliminarIremos visitando el blog para saber de ti. Muchos besos, cuídate
¡Gracias, chicas! Claaaaro que sé de dónde, ¡que estoy lejos, pero no me olvido de la gente! ;) Muchos besos para las tres.
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