lunes, 8 de abril de 2013

Delhi-Amritsar-Chandigarh (Parte II)


Os dejé el otro día en medio de mi viaje, en Amritsar, con un montón de gente pintada de colores por la calle…

Todos, mayores y pequeños, cubiertos de polvos
de colores de camino a un templo.
Y es que ¡era Holi! Al bajar del templo (Mata Mandir) nos fuimos en su búsqueda, y les encontramos. Al principio les seguimos discretamente, pero entonces nos ofrecieron pintarnos un poco la frente… y aceptamos… y como los demás vieron que nos parecía bien… ¡todos a pintarnos con los polvos de colores! Todo el mundo fue súper amable, nos daban comida y bebida (incluso una especie de zumo de marihuana que no pudimos tomar, porque no podemos beber el agua de la India) y no paraban de tirarnos polvos y decir “Happy Holi!”. Fue increíble. Luego fuimos a un templo, donde bailamos, siempre con los brazos en alto (lo que es bastante cansado, por cierto), y, para terminar, los chicos se subían unos encima de otros para llegar a una vasija de barro con agua que colgaba en el aire (imitando a Krisná, que, por lo visto, robaba así mantequilla). Podéis ver en las siguientes fotos en qué estado acabamos tras la celebración… ¡Incluso nos tiraron un huevo! Pero eso ya no forma parte de la tradición de Holi…

Bailando en la celebración de Holi.
El suelo de un templo cubierto de pétalos y polvos de colores.

Así estábamos al poco de empezar.

Aquí ya estábamos bien decoradas...
Un chico subiendo a por la "mantequilla".

Y así terminamos. 

Al día siguiente cogimos un bus hacia Chandigarh. Cuando llegamos estaba medio de tormenta. Sólo podíamos pasar un día allí, así que teníamos que aprovechar la tarde. Fuimos al Rock Garden, que es un “jardín” realizado en su totalidad con material reciclado. Creo que en este caso las imágenes hablan más que las palabras.
Mosaicos en columnas.
"ECOLOGÍA: Nek Chand es un innovador en el
uso de materiales reciclados. Éstos incluyen
bidones de gasolina, baldosas, ladrillos y polvo
de ladrillos, barras de hierro, escoria de
fundición, botellas, cazuelas, loza, pulseras,
bicicletas, marcos, tuberías, cables, material
eléctrico, tubos fluorescentes, trapos y
cabello humano. Las cascadas usan agua de
lluvia que se recicla y utiliza durante todo
el año."

Unas cataratas.
Hasta los árboles se reciclan.
Una pared decorada con enchufes. Hay que
acercarse bastante para darse cuenta.
Esculturas de jirafas, supongo.


La ropa de estas esculturas está hecha
con pulseritas de plástico.
Pequeñas esculturas. Esto es sólo una pequeña
selección. ¡Había a montones!

Más esculturas.

Más gente mirándote...

Trozos de baldosas de colores para cubrir una pared.

Aquí podemos distinguir la forma del
material utilizado.
Más figuras con pulseras.
 También fuimos a un lago artificial que hay en la ciudad y a un jardín de rosas. Tengo que decir que, en este momento, estábamos agotadas. Después de eso, nos fuimos al hotel a descansar, ya que ¡al día siguiente volvíamos a Delhi!

En el Jardín de Rosas.
Rosas Margaret Thatcher. La verdad es que los nombres
eran curiosos...
Ya estábamos a viernes. Esa tarde fuimos al Fuerte rojo (Lal Qila). Tuvimos que pagar 250 rupias por ser extranjeras. La verdad es que no es mucho (unos 3,50 euros), pero los de allí sólo pagan 10 rupias. No es justo, porque nosotras cobramos un sueldo de la India, ¡no somos turistas! Pero bueno, no se puede hacer nada… Lo que pasa es que tampoco nos gustó mucho. No está mal, pero sin más. Además, la gente nos agobiaba pidiéndonos fotos (ya hablaré del tema).

Lal Qila, el Fuerte Rojo, desde fuera.

La entrada a Lal Qila.


Uno de los edificios en el Fuerte Rojo.

Otro edificio en el Fuerte Rojo.
Jardines del Fuerte Rojo.

Lal Qila y una bandera de la India.
Swaminarayan Akshardham.
 El sábado, nuestro último día, visitamos Swaminarayan Akshardham. Es un templo hindú y, como ha habido ataques terroristas en estos templos, hay que pasar por bastante seguridad y dejarlo todo; sólo se puede entrar con la cartera y agua. Es bastante nuevo, de 2005, pero es increíble. Tiene jardines, y el templo central está todo tallado. En la parte del nivel del suelo, por ejemplo, están representados montones de elefantes en diferentes situaciones de su vida entre ellos, en la naturaleza, con los hombres y con los dioses. Por desgracia, no puedo poneros fotos, porque, como os decía, no se puede meter la cámara, pero, si queréis, podéis visitar la galería de la página oficial y el folleto de información o, cuando vuelva a España, os enseño el libro que compré con muchas más imágenes.

Por cierto, la entrada al templo es gratuita, por ser un lugar de culto (no como la Abadía de Westminster, por ejemplo, que es un sitio turístico, no religioso, ¿no?). Además, tanto la comida como los libros, postales y recuerdos varios que se vendían estaban a un precio más que razonable.


Y, ya para terminar, fuimos al Templo del Loto. Por fuera es bastante impresionante, pero por dentro apenas hay decoración. ¿Por qué? Pues porque es un templo Bahá'í, una religión que busca la unión espiritual de toda la humanidad. Todo el mundo entra en silencio y puede quedarse dentro tanto tiempo como quiera, meditando o rezando al dios en que crea. Después volvimos al hotel a por nuestras mochilas y cogimos el tren hacia Ahmedabad.

Templo del Loto.

Como os habréis dado cuenta, me he centrado sólo en la parte cultural. ¡Nos han pasado muchas más cosas! Pero no quería aburriros demasiado. Además, toda esa información formará parte de futuras entradas, dedicadas a temas concretos, como el transporte o la comida, por ejemplo. Os dejo por unos días. ¡Hasta pronto!




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