miércoles, 19 de junio de 2013

Udaipur

¡Buenas!

Aunque tengo muchos temas en el tintero, voy a tener que seguir dejándolos de lado, ya que este fin de semana estuve viajando de nuevo y tengo muchas fotos que enseñaros. Esta vez estuve en Udaipur, en la región de Rajastán, al norte de Gujarat.

Con el agua hasta las rodillas.
El viernes por la noche cogimos un bus que nos llevaría hasta Udaipur. Esto no fue fácil, porque al monzón le dio por llover a cántaros, así que a las 9 nos vimos en medio de la calle, con unos charcos de 10 cm de profundidad en unos 15 minutos, con los rickshaws diciéndonos que nanai, que ellos no se movían del sitio con la que estaba cayendo… Al final uno nos llevó, y en cuanto llegamos a la zona de la parada ya apenas llovía… que es lo que pasa siempre. El bus llegó tarde, claro, y desde dentro podíamos ver a la gente con el agua hasta las rodillas y motos con las ruedas prácticamente cubiertas. Creemos que no llovería más de 20 minutos.

El exterior del palacio, de cerca.
Llegamos a Udaipur a las 5 de la mañana. El hotel no abría hasta las 6, así que buscamos un sitio donde sentarnos a ver amanecer sobre el lago Pichola, un lago artificial creado en 1362. Fuimos al hotel, dormimos un ratín y empezamos la visita. Lo primero fue el Palacio de la ciudad, que se empezó a construir en 1559. Dentro, pudimos ver tanto el palacio del Maharana como el de su esposa. Además, las vistas del lago son impresionantes.

Una de las salas del palacio.
La sala de correos del palacio...

Dentro del palacio.
Un lado del palacio, desde una de las cafeterías en los tejados.
Tras subir y subir, llegamos a la planta baja, donde hay
un jardín. Sí, no es un error; es que el palacio está
en una montaña.
La ciudad desde una ventanuca roja
del palacio.
Lake Palace, un antiguo palacio que se ha convertido en
un hotel de 5 estrellas. Sólo los inquilinos pueden visitarlo.


Dibujo en miniatura de un elefante (símbolo de suerte) en mi uña. 
Fijaos en las sutiles líneas doradas del manto.
Después comimos en una terraza en un tejado. Hay muchísimos restaurantes así, aprovechando las vistas de la ciudad, que son increíbles. Por la tarde estuvimos callejeando y de compras. La ropa es taaaaaan bonita… pantalones anchos, faldas, kurtis…. Además, un artista me dibujó un elefante en la uña con todo detalle. Fue una tarde interesante.


Vista de la ciudad.
Baile rajastani con fuego en la cabeza.
Para terminar el día, asistimos a un espectáculo de danza rajastani. Había, si no recuerdo mal, cinco tipos diferentes. En uno, las chicas bailaban con un cuenco con fuego sobre la cabeza. En otro, tres mujeres con 13 platillos por todo el cuerpo bailaban y tocaban de sentadas. Este fue uno de nuestros favoritos, porque era una mezcla de instrumento musical, baile y malabares. En el tercero, varias chicas bailaban y giraban con sus trajes tradicionales de colores. También hubo un espectáculo de marionetas que se movían al ritmo de la música. Por último, una mujer bailaba con vasijas en la cabeza, ¡llegando a tener  11 unas encima de otras! Si queréis, podéis buscar en youtube vídeos con las palabras Bagore ki Haveli (el lugar de la representación) y “dance”, aunque lo mejor sería que vinierais a verlo, ¡claro! ;)
Varias bailarinas con trajes típicos.
Baile tradicional rajastani
con 11 vasijas sobre la cabeza.
Al día siguiente, cogimos un barco a las 10 de la mañana que nos dio una vuelta por el lago y nos llevó hasta la isla Jag Mandir, donde visitamos los jardines y disfrutamos de la tranquilidad. Al volver, fuimos a un templo hindú y visitamos Bagore ki Haveli. Los haveli son mansiones típicas de la India y Pakistán, y ésta se ha rehabilitado en forma de museo, con algunas habitaciones de exposición y otras que muestran cómo eran anteriormente.
El lateral del palacio, desde el lago.
En la isla Jag Mandir, con elefantes tallados y los jardines al fondo.
Templo Jagdish, un templo hindú.
Una sala de Bagore ki Haveli
con una exposición de marionetas.
Turbantes en Bagore ki Haveli.
Empapada después de 5 minutos de lluvia.
Y para terminar, antes de coger el bus de vuelta a Ahmedabad, visitamos otro lago, un poco más al norte, Fateh Sagar. Para ir a la isla del centro, cogimos un barquito y, cuál sería nuestra sorpresa, que se puso a llover a cántaros en cuanto llegamos a la isla. Sólo duró unos 5 o 10 minutos y estábamos a cubierto, pero acabamos calados hasta los huesos. La verdad es que, como no hace frío, no es desagradable. Lo único que hay que proteger cosas como la cámara de fotos, los móviles, el pasaporte… y aquí con que esté en el bolso no basta cuando llueve así. En fin, fue muy divertido.




Esto es todo por hoy. Disfrutad del verano en Europa, que aquí ya no queda. Ha llegado (como habéis podido comprobar) la temporada de monzones, y algo pronto este año. Aun así, tranquilos, que probablemente esté haciendo más calor aquí que por esos lares… ;)

Log ghats, peldaños que llevan a un lago o río, se usan tanto para fines religiosos hindúes como para bañarse o lavar.
Aquí se lo estaban pasando bastante bien.

Mujeres lavando en un ghat del lago Pichola.

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